A lo largo de mi vida el deporte siempre ha sido un elemento fundamental en mi crecimiento personal. Me ha dado la oportunidad de aprender valores como el respeto, el trabajo en equipo, la empatía, la mejora continua, y los significados de la competición. He podido practicar y competir en deportes de equipo e individuales, y vivir la diferencias que existen en cada uno de ellos.
A menudo asociamos un buen resultado a una buena actuación deportiva y un mal resultado a una mala actuación deportiva. Es necesario poner más énfasis en el proceso, y reducir la importancia del resultado, preparase para “saber llevar” situaciones complicadas. Así, podremos desarrollar nuestro entrenamiento desde una perspectiva de mejora continua. Y de esta manera conseguiremos mejores resultados a medio y largo plazo.
En cualquier competición ya sea individual o de equipo la gestión emocional es una parte básica de práctica deportiva. Todos hemos visto o conocemos deportistas inestables emocionalmente, y hemos visto lo que implica eso durante la competición deportiva. Debemos ser capaces de identificar y regular nuestra expresión emocional. La gestión emocional es un aprendizaje que está totalmente ligado a la historia vital de cada persona.
Si queremos competir en un contexto de alto rendimiento deberemos tener en cuenta todos los factores que impactan en la práctica deportiva… alimentación, trabajo físico, técnico, táctico y preparación psicológica. Obviamente dentro de cada ámbito encontraremos aspectos más específicos sobre los que profundizar. Todos los profesionales del deporte están de acuerdo sobre el gran impacto de la preparación psicológica en la competición, sin embargo esta preparación a menudo queda obviada o simplificada.